Calle Mercaderes e/ O’Reilly y Empedrado |
Iniciamos nuestro recorrido en el Liceo Artístico Literario que próximo a la Plaza de Armas, en la calle Mercaderes, constituyó un espacio para el intercambio de opiniones, sitio ideal para la presentación de charlas, exposiciones, al que podían acceder las damas, aunque el Liceo no era en modo alguno un sitio abierto a todos. El acceso era permitido solo a los blancos, y aún entre estos había exclusividades. Inaugurado el 15 de septiembre de 1844, por iniciativa de José de Imaz, José Miró y Ramón Pintó, quienes solicitaron de las autoridades la transformación de la antigua Sociedad Filarmónica Santa Cecilia (creada en 1829) en un liceo para el fomento de las bellas artes y de las letras, estuvo conformado por varias secciones: Literatura y Lenguas, Ciencias, Música, Pintura, Escultura y Arquitectura y Declamación. Su dirección estuvo integrada por un presidente, cuatro consiliarios, un contador, un depositario y un secretario, además de otros cargos que garantizaban su funcionamiento y organización interna. Con la irrupción de la Guerra de los Diez años, en 1868, y partir de la división de criterios políticos que se esgrimían, el liceo comenzó a debilitarse para finalmente cerrar sus puertas en abril de 1869. Por esta institución pasaron casi todas las personalidades de la cultura cubana de mediados del siglo XIX. En 1856, Nicolás Ruiz Espadero fue nombrado profesor de música del Liceo Artístico y Literario de La Habana, en el cual laboraban Manuel Saumell, Narciso Téllez y los hermanos Edelmann, hijos de Juan Federico Edelmann, quien abrió, en 1836, un almacén de instrumentos y la primera casa editorial de música de importancia que tuvo La Habana. Saumell fue nombrado como presidente de la sección de música de la habanera Filarmónica Santa Cecilia, acontecimiento al cual siguió la fundación del Liceo Artístico Literario, junto a Ramón Pintó y al pianista español José Miró. El mural de Andrés Carrillo Carrillo emplazado justo en la pared del frente lo recrea en un momento de esplendor (supuestamente un día de Juegos Florales). Integran el mural 67 figuras, algunas fueron seleccionadas por el historiador de la ciudad Eusebio Leal, aunque no coincidieran cronológicamente con la época recreada o no tuvieran vínculo directo con el Liceo; entre ellos vemos a: Carlos Manuel de Céspedes, Gertrudis Gómez de Avellaneda, el Obispo Espada, la Condesa de Merlín; Brindis de Salas (una sola vez, a los diez años, tocó en sus salones) y el poeta Plácido, ambos excluidos por el color de su piel. De ese modo, el mural rebasó los límites originales y se convirtió en un homenaje a la cultura cubana en general —según afirma el pintor— . El mismo se concluyó en el año 2000.
Teatro Villanueva
Calle Refugio e/ Zulueta y Morro |
Los integrantes del Cuerpo de Voluntarios, fuerza militar auxiliar del gobierno colonial español, que estaban presentes en los alrededores del teatro, dieron comienzo a un intercambio de balas que se generalizó por toda la ciudad, lo cual ocasionó varios muertos y heridos, llevándose a cabo en los días posteriores varios registros y detenciones. Entre los detenidos se encontraba Rafael María de Mendive, quien era maestro de José Martí. Después de estos sucesos, apenas se vuelve a hablar de este teatro. Una placa conmemorativa recuerda hoy el lugar donde estuvo enclavado el Teatro Villanueva. Clausurado el teatro en 1869, se convirtió en casa de vecindad. Y en 1887 fue demolido y se construyó la tabaquería La Corona.
Teatro Albisu
El 17 de diciembre de 1870 se inaugura el Teatro Albisu 1870, con
la presentación de una compañía lírica dirigida por Don José
Calle San Rafael e/ Monserrate y Zulueta |
Estuvo dedicado preferentemente a la zarzuela y presentaba las mismas características que el célebre teatro de origen madrileño y hasta sus funciones, que eran por tandas, tenían como aquel, la famosa cuarta que comenzaba al filo de la medianoche. Ambos géneros, el zarzuelero y el llamado chico, se hacían con gran acierto y excelentes intérpretes. Entre las disímiles zarzuelas representadas estuvo La Verbena de la Paloma, la que aún se
Del teatro Albisu solo sa conserva una placa conmemorativa |
Circo teatro Jané
Dragones esquina a Zulueta |
del teatro Jané que continúa “atrayendo multitudes, que siempre se retiran satisfechas de la variedad y mérito de los espectáculos,” sobre todos los jueves, cuando “no se cabe en el circo.” Todo esto cabe en la “Vida habanera” donde entran además, por supuesto, las veladas en el Liceo. En otras fuentes se recoge que La Sociedad de Festejos La Covadonga, fundada en 1884 y de corta vida, desarrollaba sus actividades en el Circo Teatro Jané. En 1890, la Congregación Bautista de La Habana adquirió el edificio del Circo-Teatro Jané, y lo transformó en la principal sede de su institución. Aún se conserva la estructura original del Circo-Teatro y en especial el techo y los balcones.
Teatro Irijoa (Martí)
El 8 de junio de 1884 fue inaugurado por su constructor, Ricardo Irijoa, cuyo apellido llevó inicialmente el inmueble. “El Coliseo de las cien puertas”, como lo denominó el poeta bayamés José
Esquina de Dragones y Zulueta |
Teatro Payret
Esquina de Prado y San José |
Teatro Tacón
El Teatro Tacón fue inaugurado el 28 de febrero de 1838, constituyó una iniciativa del esclavista y especulador Pancho
Marty, entonces al servicio del también empresario Miguel Tacón,
Prado esquina a San Rafael |